jueves, 20 de diciembre de 2012

Paulo Freire y los pilares



Al final, como diría la canción, “tós vamos a por lo mismo”. Porque la educación (que no el adoctrinamiento o el libertinaje) no es más que un río en el que confluyen otros muchos, de diverso caudal y composición. Los meandros y valles formados por estos ríos muchas veces incluyen aguas subterráneas, que los unen incluso antes de llegar al cauce principal: este es el caso del pedagogo Paulo Freire y los cuatro pilares de la educación que hemos planteado.
Freire, fallecido hace ya 15 años, fue uno de los mayores pedagogos del SXX; muy probablemente la historia le recordará y estudiará por su enorme influencia en la nueva escuela. Con su principio del diálogo, revolucionó absolutamente las relaciones entre los docentes y los educandos; estableciendo las bases (siguiendo los pasos de Dewey) para la creación de la escuela democrática.
Su pedagogía del oprimido estrechó lazos con la Teología de la Liberación, y su vida de lucha, coherencia y sabiduría es digna de ser recordada. Recomendamos encarecidamente la lectura de cualquiera de sus libros a los lectores, destacando las pedagogías del indignado y del oprimido.
Es considerado, además, como el último gran pedagogo, ya que fue el último que analizó la educación como un todo, en el que la sociedad, la historia y la antropología influyen enormemente.
En sus planteamientos, habla de la violencia ejercida por los opresores, que siempre han sido los mismos: las clases dominantes. Esta situación siempre genera una deshumanización y una enorme alienación vital, convirtiéndose en seres duales. Los oprimidos son descriptos por Freire como seres duales que, de algún modo "idealizan" al opresor. Se trata pues, de una contradicción: en vez de la liberación, lo que prevalece es la identificación con el contrario: es la sombra testimonial del antiguo opresor. Ellos temen a la libertad porque ésta les exigirá ser autónomos y expulsar de sí mismos la sombra de los opresores. De esta forma, debería nacer un hombre nuevo que supere la contradicción: ni opresor ni oprimido: un hombre liberándose.
La violencia de los opresores convierte a los oprimidos en hombres a quienes se les prohibe ser, y la respuesta de éstos a la violencia es el anhelo de búsqueda del derecho a ser. Pero solamente los oprimidos podrán liberar a los opresores a través de su propia liberación. Los oprimidos deben luchar como hombres y no como objetos, este es el descubrimiento con el que deben superar las estructuras impuestas por la oposición.
El método de Freire es harto conocido: el diálogo liberador. Éste es un fenómeno humano, mediante el cual se revela la palabra como elemento que es más que un medio para comunicarse, ya que impone buscar en su esencia la acción y la reflexión. “No hay palabra verdadera que no conlleve la unión inquebrantable entre acción y reflexión” decía Paulo frecuentemente. El diálogo está representado, pues, por la palabra auténtica, aquella que lleva a la acción, y quien la ejecuta no se queda solo en la dialéctica, sino que lo muestra en sus obras.
De aquí radica la importancia de enseñar a hablar y a escribir empleando las palabras de una forma verdadera; es el proceso que puede llevar a la liberación de los oprimidos. Cuando éstos, esclavos de la sociedad, pueden hablar de su vida con palabras verdaderas, que llevan a acciones, se convierten en protagonistas de la misma, llevando con esto a la autonomía y a la propia libertad.
En definitiva, como dice Dussel, “la de Freire es una pedagogía planetaria que se propone el surgimiento de una conciencia ético-crítica. Su acción educadora tiende, entonces, no sólo a un mejoramiento cognitivo, aun de las víctimas sociales, o afectivas, sino a la producción de una conciencia ético-crítica que se origina en las mismas víctimas por ser los sujetos históricos privilegiados de su propia liberación. El acto pedagógico crítico se ejerce en el sujeto mismo y en su praxis de transformación: la liberación así es el ‘lugar’ y el ‘propósito’ de esta pedagogía.”
La relación de todo esto con los pilares de la educación nos parece bastante clara, aunque para ello hay que seguir una cadena de razonamientos que a nosotros nos lo ha esclarecido bastante. En cambio, para no poner las cosas tan fáciles al lector o lectora, vamos a proponer una serie de preguntas, esperando que él o ella saque sus propias conclusiones.

¿Cual es el objetivo de la educación freireana?
¿Cual es el objetivo de los pilares de la educación?
¿Qué tienen ambos en común?
¿Cómo se llevan a cabo ambos modelos pedagógicos?
¿Qué es la libertad para Freire, y qué es la libertad si nos atenemos a los pilares?

Para finalizar os proponemos este magnífico vídeo del hombre que, a nuestro parecer, debe tomarse como referente para la construcción de una escuela en libertad.


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