Antes de entrar en materia, damos por hecho que la mayoría de nuestr@s compañer@s no conocerán los cuatro pilares de la educación. Por ello procedemos a facilitar, en esta primera entrada, un enlace en el que explica qué son, de dónde salen, quién los hizo y por qué.
Una vez leído (o en caso de conocer ya su significado) os invitamos a leer esta primera reflexión.
Muchas gracias por la atención, siéntanse como en casa.
Explicación
y reflexión de los “aprender a...”
De los
cuatro “aprender a” consideramos como “pilar maestro” el
“aprender a ser”. Esta reflexión surge quizás por influencia
cartesiana, simplemente por convencimiento racional. La cuestión es
que creemos que antes de llevarse a cabo cualquier proceso de
aprendizaje, conocimiento, acción, desarrollo o interacción debe
hacerse una reflexión hermenéutica (del nivel que fuere) que lleve
a la comprensión y aceptación del propio “yo”. Esto quiere
decir que debemos darnos cuenta no solo de que somos y existimos,
sino que somos en acto y en potencia. En acto porque tenemos
herramientas que nos permiten investigar, experimentar, conversar,
divertirnos y expresar sentimientos, y en potencia porque nuestro
acto presente está incompleto, necesita crecer y expandirse.
Y en esta
expansión es cuando surge la necesidad de aprender a convivir.
Cuando nuestro “yo” sale de sí mismo choca con otros seres que
nos rodean y entonces comprendemos que no estamos solos, que nuestro
“yo” es único, pero que hay otros “yo” también irrepetibles
con los que compartimos algo más que un espacio común. Es por esto
que para cualquier cosa que hagamos debemos tener esto presente;
nuestras actividades alterarán, modificarán e influirán en aquello
que nos rodea. De este modo el aprender a convivir nos evitará una
vida en constante conflicto y malestar; aparte de una proporción de
recursos con los que antes no contábamos, que nos permitirán llevar
a cabo tareas, experiencias y vivencias que en soledad no habríamos
podido tener.
Una vez
que nos hemos hecho conscientes de nuestra propia existencia, de la
de los otros, y hemos aprendido a convivir y a realizar proyectos en
común, es el momento de reflexionar acerca del qué y del cómo
hacer.
Debemos
conocer aquello que queremos hacer y aquello de lo que partimos para
poder realizarlo. Para ello debemos manejar una serie de herramientas
externas a nosotros; como puede ser la consulta de información. En
una sociedad mediatizada y manipulada como la actual cobra vital
importancia la capacidad de separar el grano de la paja; lo
importante de lo superfluo, lo veraz de lo falaz. La información nos
rodea, nuestros sentidos sufren un ataque constante sin precedentes
en la historia de la humanidad; esto nos provoca confusión, miedo y,
finalmente, sumisión. Es por este motivo por el que la comprensión
y el análisis de la información debe ser primordial en todo
aprendizaje; es el único modo de combatir de un modo eficaz la
desidia y la indiferencia.
Una vez
que sabemos de dónde partimos y hacia dónde vamos, que hemos
seleccionado las fuentes de información, es el momento de aprender a
hacer las cosas. En este proceso tenemos que aprender a ser
flexibles, a modificar y potenciar nuestra capacidad de aprendizaje y
de apertura a nuevas ideas; a trabajar en equipo. Es básico, para
ello, superar la barrera de la mera calificación profesional; en la
sociedad actual eso ya no tiene tanto valor como hace tan solo unas
décadas. Cobra mucha más importancia las competencias personales,
la capacidad de organización, el carisma y el liderazgo, la
imaginación y la capacidad de innovación.
Complementos:
Para ampliar nuestros conocimientos acerca de los pilares de la educación y su importancia en la educación del futuro, proponemos el siguiente enlace y los que aparecen recomendados.