miércoles, 28 de noviembre de 2012

Para empezar...


Antes de entrar en materia, damos por hecho que la mayoría de nuestr@s compañer@s no conocerán los cuatro pilares de la educación. Por ello procedemos a facilitar, en esta primera entrada, un enlace en el que explica qué son, de dónde salen, quién los hizo y por qué.
Una vez leído (o en caso de conocer ya su significado) os invitamos a leer esta primera reflexión. 
Muchas gracias por la atención, siéntanse como en casa.

Explicación y reflexión de los “aprender a...”

De los cuatro “aprender a” consideramos como “pilar maestro” el “aprender a ser”. Esta reflexión surge quizás por influencia cartesiana, simplemente por convencimiento racional. La cuestión es que creemos que antes de llevarse a cabo cualquier proceso de aprendizaje, conocimiento, acción, desarrollo o interacción debe hacerse una reflexión hermenéutica (del nivel que fuere) que lleve a la comprensión y aceptación del propio “yo”. Esto quiere decir que debemos darnos cuenta no solo de que somos y existimos, sino que somos en acto y en potencia. En acto porque tenemos herramientas que nos permiten investigar, experimentar, conversar, divertirnos y expresar sentimientos, y en potencia porque nuestro acto presente está incompleto, necesita crecer y expandirse.

Y en esta expansión es cuando surge la necesidad de aprender a convivir. Cuando nuestro “yo” sale de sí mismo choca con otros seres que nos rodean y entonces comprendemos que no estamos solos, que nuestro “yo” es único, pero que hay otros “yo” también irrepetibles con los que compartimos algo más que un espacio común. Es por esto que para cualquier cosa que hagamos debemos tener esto presente; nuestras actividades alterarán, modificarán e influirán en aquello que nos rodea. De este modo el aprender a convivir nos evitará una vida en constante conflicto y malestar; aparte de una proporción de recursos con los que antes no contábamos, que nos permitirán llevar a cabo tareas, experiencias y vivencias que en soledad no habríamos podido tener.

Una vez que nos hemos hecho conscientes de nuestra propia existencia, de la de los otros, y hemos aprendido a convivir y a realizar proyectos en común, es el momento de reflexionar acerca del qué y del cómo hacer.

Debemos conocer aquello que queremos hacer y aquello de lo que partimos para poder realizarlo. Para ello debemos manejar una serie de herramientas externas a nosotros; como puede ser la consulta de información. En una sociedad mediatizada y manipulada como la actual cobra vital importancia la capacidad de separar el grano de la paja; lo importante de lo superfluo, lo veraz de lo falaz. La información nos rodea, nuestros sentidos sufren un ataque constante sin precedentes en la historia de la humanidad; esto nos provoca confusión, miedo y, finalmente, sumisión. Es por este motivo por el que la comprensión y el análisis de la información debe ser primordial en todo aprendizaje; es el único modo de combatir de un modo eficaz la desidia y la indiferencia.

Una vez que sabemos de dónde partimos y hacia dónde vamos, que hemos seleccionado las fuentes de información, es el momento de aprender a hacer las cosas. En este proceso tenemos que aprender a ser flexibles, a modificar y potenciar nuestra capacidad de aprendizaje y de apertura a nuevas ideas; a trabajar en equipo. Es básico, para ello, superar la barrera de la mera calificación profesional; en la sociedad actual eso ya no tiene tanto valor como hace tan solo unas décadas. Cobra mucha más importancia las competencias personales, la capacidad de organización, el carisma y el liderazgo, la imaginación y la capacidad de innovación.


Complementos:

Para ampliar nuestros conocimientos acerca de los pilares de la educación y su importancia en la educación del futuro, proponemos el siguiente enlace y los que aparecen recomendados.